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Hipocondría: El miedo a estar enfermo

La hipocondría es un trastorno psicológico, bastante conocido entre la población, que se caracteriza por la convicción, preocupación o miedo excesivo a sufrir una enfermedad grave tras la interpretación errónea de unos síntomas físicos. Su inicio puede ser a cualquier edad aunque suele ser en los primeros años de vida adulta y afecta por igual a hombres y mujeres.


Este trastorno se incluye dentro de los llamados Trastornos Somatomorfos, éstos están caracterizados por la presencia de síntomas físicos como náuseas, vértigo, dolor, debilidad muscular, etc. sin que haya una causa orgánica/física que los explique.


Los Criterios de Diagnóstico de la Hipocondría según el Manual Diagnóstico de Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) son los siguientes:


A. Preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos.


B. La preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas apropiadas.


C. La creencia expuesta en el criterio A no es de tipo delirante (a diferencia del trastorno delirante de tipo somático) y no se limita a preocupaciones sobre el aspecto físico (a diferencia del trastorno dismórfico corporal).


D. La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.


E. La duración del trastorno es de al menos 6 meses.


F. La preocupación no se explica mejor por la presencia de trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de angustia, episodio depresivo mayor, ansiedad por separación u otro trastorno somatomorfo.


La hipocondría se desencadena por la interpretación errónea y catastrófica de unos síntomas físicos como por ejemplo, dolor de cabeza, tos, palpitaciones, dolor abdominal, etc. Éstos son interpretados como más peligrosos de lo que realmente son y así se inicia un circulo vicioso que consiste en que cuanta más atención prestamos a las sensaciones físicas más se alteran, cuanto más se alteran más nos preocupamos y a mayor preocupación más aumentan las visitas al médico. Tras realizar múltiples pruebas y comprobar que está todo correcto la ansiedad de la persona con hipocondría puede disminuir pero solo temporalmente, hasta que empieza a pensar que los médicos se pueden estar equivocando y vuelven de nuevo a preocuparse.


Es muy común en este trastorno la realización de comprobaciones para intentar disminuir la ansiedad que la preocupación o convicción de estar enfermos produce. Estas comprobaciones incluyen las visitas al médico, la búsqueda de información sobre síntomas o enfermedades por Internet, preguntas a amigos o familiares e incluso, el control de la temperatura, de la frecuencia cardíaca, la respiración, etc. Lo cierto es que todo esto, aunque se hace con el objetivo de quedarse más tranquilo, empeora el trastorno ya que la atención de una persona con hipocondría estará dirigida a la información negativa que refuerce su creencia de estar enferma y además, el intento de control de las sensaciones corporales conseguirá alterarlas aun más, haciendo que la certeza de tener alguna enfermedad aumente.


El tratamiento psicológico desde la corriente cognitivo-conductual consiste en una primera fase de psicoeducación para que la persona comprenda cómo funciona y cómo se mantiene este trastorno. Una parte fundamental del tratamiento consiste en detectar las comprobaciones que realiza la persona y evitar que estas se lleven a cabo, ya que como hemos comentado anteriormente, alivian la ansiedad momentáneamente pero en realidad ayudan a que el problema se mantenga. Además, se evitará hablar del tema con amigos y familiares, ya que suele hacerse con el objetivo de que le tranquilicen con frases como “no te pasa nada, si te pasara ya te lo habrían dicho los médicos”. La base de la terapia consiste en conseguir que la persona pierda el miedo a las sensaciones corporales y el miedo a estar enferma, a través de un conjunto de técnicas como por ejemplo, la exposición a las sensaciones corporales para romper el círculo vicioso que hay entre sensaciones corporales y estar enfermo, aprendiendo a reinterpretar las síntomas físicos de una forma más positiva.


En el tratamiento el apoyo familiar y social es muy importante, por ejemplo, que no contesten a sus preguntas para tranquilizarlo y que cambien el “no te pasa nada” por el reconocer que si que se tiene algún problema, son aspectos muy importantes para la mejora de la persona afectada. También ayuda a que el tratamiento sea exitoso que la persona con hipocondría tenga conciencia de que sus miedos son irracionales y excesivos, esto ayudará a que se comprometa con la terapia y tome un papel activo que le permita adherirse mejor al tratamiento y mejorar más rápidamente.


Psicólogo Sabadell

Ana Boned - Psicóloga en Sabadell

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