Soluciones intentadas I: Forzar lo espontáneo
Desde el modelo de Terapia Breve se trabaja investigando las soluciones intentadas disfuncionales de la persona ya que se considera que son estas las que mantienen un problema en concreto. Es decir, se basa la intervención en identificar aquello que la persona está haciendo para intentar sentirse bien y que no está resultado eficaz con el objetivo de proporcionar un nuevo intento de solución que permita resolver el problema.
Conocer estos intentos de solución nos permite discriminar entre lo que hacemos y sí que nos funciona y lo que no nos funciona pero aún así, siguiendo la lógica y el sentido común, repetimos una y otra vez cronificando el problema y creando círculos viciosos que nos llegan a hacer creer que nunca lo solucionaremos.
Las soluciones intentadas pueden clasificarse en cinco denominadores comunes y en este artículo voy a hablar del llamado “forzar lo espontáneo”. Se trata de un intento de solución personal, es decir, es la propia persona la que presenta el motivo de consulta y la que a través de su intento de solución, lo mantiene de manera involuntaria siguiendo el sentido común. Es por ello que es frecuente que tengamos amigos o familiares a nuestro alrededor que nos animen a continuar llevando a cabo aquello que aunque puede que el pasado nos ayudó, ahora mismo no lo está haciendo.
Hablamos de forzar lo espontáneo cuando intentamos provocar algo que solo puede ser espontáneo adrede. Este intento de solución es característico en el intento de controlar emociones como la tristeza, el miedo y la rabia, en el insomnio, la excitación sexual, el apetito, los síntomas de ansiedad, los pensamientos rumiatorios, etc.
Por ejemplo, en un problema de insomnio, el intento de solución más común es el de intentar dormir. Cuanto más intentamos forzar el sueño más despiertos estamos y este problema se mantiene porque por lógica esta parece la solución más correcta.
Desde la terapia breve, una vez detectado este intento de solución, se elabora una estrategia que suele consistir en un giro de 180º, es decir, en enseñar a la persona a cambiar su intento de solución. En este caso estaríamos hablando de la prescripción del propio síntoma como mecanismo de cambio, elaborando una tarea que permita a la persona dejar de intentar dormir proponiéndole alguna tarea que le permita conseguirlo. En este caso, también es importante redefinir el síntoma como algo positivo y entender que el no poder dormir nos puede proporcionar otros beneficios como por ejemplo, la reflexión sobre algún tema en concreto. Conseguir ver la parte positiva nos ayudará a despotenciar la solución intentada que en este ejemplo es el intentar dormirse.
Si crees que tienes alguna dificultad en tu vida e identificas tu intento de solución con forzar lo espontáneo piensa sobre cómo estás intentando solucionarlo por ti mismo ya que en ello está la solución.