Mindfulness: La exploración corporal
El mindfulness o la atención plena forma parte de las llamadas terapias de tercera generación, esta corriente tiene su origen en las enseñanzas de Buda y surge como resultado de la unión de técnicas orientales como, por ejemplo, la meditación con técnicas occidentales que se usan para tratar los trastornos psicológicos. El mindfulness más que una técnica es una forma de vida que resumiendo mucho consiste en tomar consciencia del aquí y del ahora, es decir, del momento presente sin la intención de modificarlo, solo haciéndonos más conscientes de este.
Los principales beneficios de las técnicas que surgen del mindfulness son que mejoran la capacidad de concentración, relajación y nos enseña a mantenernos en el momento presente en todo momento ayudándonos gestionar mejor nuestras emociones.
La técnica que os describiremos hoy es la técnica de la exploración corporal. Es muy importante conectar con nuestro propio cuerpo para empezar a vivir en el momento presente siendo conscientes de todas las sensaciones que estamos experimentando en nuestro cuerpo. Las emociones se sienten en el cuerpo y cuando aprendamos a identificarlas estaremos dejando de evitarlas e intentar contralarlas en todo momento y veremos cómo esto tiene múltiples beneficios para nuestra salud tanto física como psíquica.
Para realizarla nos pondremos lo más cómodos posible, si es posible tumbados, aunque no buscamos relajarnos sino ser conscientes de las sensaciones que hay en nuestro cuerpo, evitaremos ser interrumpidos y nos podemos tapar con una manta para evitar sentir frio. Os puede ser útil grabarla en audio para poder usarla cuando más os apetezca:
“Cierra los ojos, déjalos reposar suavemente y comienza a llevar la atención hacia tu respiración. Siente el aire entrando en tus pulmones y siente como cuando sale va hinchando tu vientre, siente el aire saliendo de tu vientre mientras este se deshincha para seguir su camino hacia arriba. Abandónate a la sensación del aire entrando y saliendo de nuestro cuerpo.
Mientras respiras tómate un momento para sentir tu cuerpo como un todo, de la cabeza a los pies; el recubrimiento de tu piel, las sensaciones asociadas al contacto con la esterilla o el suelo. Deja cualquier esfuerzo a un lado, y así, tras cada espiración siente como te vas aflojando y te vas hundiendo en el suelo mientras vas tomando consciencia de todo tu cuerpo.
No pretendas sentir nada especial, no estás buscando nada, limitate a sentir, a prestar atención a lo que hay. No se trata de cambiar la forma de lo que sientes ni de que acabes más tranquilo/a.
Es normal que, a veces, acudan pensamientos a tu cabeza, que te distraigan. Cuando esto suceda no te enfades, al contrario, puedes sonreír ya que el hecho de darte cuenta te hará volver a la sensación, a donde hay que estar.
Ahora, comienza llevando tu atención hacia los dedos del pie izquierdo. Concéntrate en cada uno de los dedos del pie, prestando atención de forma suave y afectuosa a las sensaciones que descubras, quizás tengas sensaciones de contacto entre los dedos, de hormigueo, de calor, de presión o puede que simplemente no notes nada. Todo está bien, sea lo que sea, es lo que hay en este momento. Vamos, ahora, a llevar la respiración a esos dedos. Siente como al inspirar el aire entra hacia nuestros pulmones y desciende por el cuerpo para dirigirse por la pierna izquierda hasta llegar a los dedos. En la espiración sentimos como el aire asciende desde los dedos hacia la pierna para seguir subiendo y salir por la nariz.
Continua respirando de este modo sin convertirlo en una imagen mental, se trata de aprovechar las sensaciones de la respiración para agudizar la concentración en lo que sientes en los dedos del pie izquierdo. Explora de esta manera todas las partes de tu cuerpo (dedos del pie derecho, pie derecho, pie izquierdo, pierna derecha, pierna izquierda, la cadera, el abdomen, la espalda, los hombros, el cuello, la cabeza)y para finalizar vuelve a tomar consciencia de tu respiración.
Cuando ya estés siendo consciente de tu respiración puedes empezar a moverte en función de lo que tu cuerpo te esté pidiendo y ves abriendo los ojos poco a poco…”
Ana Boned
Tu psicólogo en Sabadell